martes, 10 de febrero de 2015

Crema hidratante de día, de Green People

Ayer se me terminó esta crema hidratante de día, de Green People. Llevaba usándola un tiempo, desde principios de septiembre o así, alternándola de vez en cuando con otra de Organics de la que ya os hablaré otro día. 



Es curioso porque el primer día que la usé no me gustó nada, y ahora que se me ha terminado me encuentro con que la echo —y mucho— de menos.


Empecé a usarla a finales del verano, alternando con el aceite de argán en roll-on de Bereber, del que ya os hablé en una ocasión. El aceite de argán me iba genial, pero según se fue yendo el buen tiempo y empezaron a bajar las temperaturas noté que se me quedaba algo corto de hidratación y hacia el final del día notaba la piel tirante en la frente y las mejillas.

Así que aproveché que mi piel ya no iba a ver el sol en algún tiempo, para pasarme a la crema de Green People, que no tiene factor protección (no me gusta usar protector solar en invierno. No lo veo necesario y prefiero dejar que la piel aproveche los cuatro rayos de sol que le puedan dar en el día para producir vitamina D).

La compré por Internet en la página web de GreenPeople, por 19,25. Nada barata, como veis, pero tampoco un robo a mano armada, como la de Blanc Cachemire.


El formato del envase es un tubo tipo airless, muy cómodo, de esos que hay que apretar para que el producto vaya saliendo en monodosis.


Como he dicho antes, la primera vez que la usé no me gustó nada. Usé una medida entera, pensando que la cantidad estaría calculada para una aplicación, y me pasé tres pueblos. Apenas unos minutos después de haberme dado la crema, o a nada que hiciera el más mínimo esfuerzo, notaba que me sudaba la cara. Es una sensación muy desagradable. ¿Alguna vez os ha pasado? Cada poro de la piel rezumaba crema, y a fuerza de prueba y error comprendí que era porque había usado demasiada cantidad. La siguiente vez probé a ponerme sólo media dosis apretando el tapón sólo un poquito y ya fue mejor la cosa.

Sin embargo, cuando por fin llegó el frío de verdad, me di cuenta de que, al igual que pasaba con el aceite, media dosis se me quedaba corta. Así que probé a usar una medida entera, como al principio. Y me iba genial. En invierno se me seca muchísimo más la piel, así que lo que antes era un exceso, ahora me venía perfecto. Mi piel agradecía la crema y la absorbía con gusto, casi con ansia. Nada de poros sudorosos; hidratación perfecta todo el día, sin brillos ni historias.

Y el otro día, de repente y sin venir a cuento, se me terminó. Al apretar el tapón, salió una pizca de crema, luego se quedó fijo en en el sitio y fin de la historia. Se acabó lo que se daba Me lo veía venir desde hacía tiempo, porque el bote cada vez pesaba menos, pero no esperaba que fuese pasar tan pronto. Y ahora la echo de menos. He empezado a tantear un par de reemplazos que tenía en la recámara: una hidratante de Ecologic Cosmetics y otra de Esdor (que ya os contaré, pero ha sido una gran decepción), y ninguna está a la altura.

Es que fijaos en los ingredientes, por ejemplo. La crema de día de Green People no sólo está formulada con un 100% de ingredientes naturales, sino que, además, el 88% de estos ingredientes son ecológicos. ¡El 88%! ¿Sabéis lo que es eso? Una barbaridad, eso es lo que es.

Korres, que es una marca a medio camino entre la cosmética convencional y la natural, presume con orgullo en sus envases y en su web, de que sus productos tienen entre un 80% y un 99,80% de ingredientes naturales. Bueno, pues está crema no sólo es 100% natural, sino además ecológica en la misma medida en que Korres es natural. Es una pasada. 

Aquí podéis ver los ingredientes:


Fijaos, después del agua, que es el ingrediente principal, está la manteca de karité orgánica. ¿Y después? Pues después aceite de girasol, aceite de oliva, glicerina, escualano. Esos son los ingredientes principales, seguidos de una ristra interminable de extractos de plantas y aceites vegetales.

Por supuesto, ni rastro de aceite minerales, sulfatos, parabenos, perfumes artificiales, DEA, TEA, PEGs o alcohol (ojo, etanol y similares, que son los que resecan la piel. El Cetyl y el Cetearyl son alcoholes grasos, que mejoran la fórmula del producto y no sólo no resecan la piel, sino que contribuyen a hidratarla. Podéis leer más sobre el tema aquí). 


Por no llevar, ni siquiera lleva colorantes de ningún tipo. Por eso tiene ese color como sucio, amarillento grisáceo, que es su color natural. Otras cremas del mercado se colorean o blanquean con dióxido de titanio y similares, con el fin de que resulten más atractivas, más apetecibles. Pero en realidad esto es algo totalmente innecesario, pura estética para que el producto entre por los ojos.


No sé vosotros pero a mí ese color tan feo me encanta, me da mucha tranquilidad y me parece más apetecible que cualquier otro blanco nuclear del mercado, tipo Nivea y similares.

En definitiva, una crema que al principio no me entusiasmaba, ahora es de mis favoritas. Espero poder volver a ella pronto, si no en los próximos meses (antes tengo que gastar las otras, y para cuando empiece a hacer bueno me pasaré a una con algo de protección solar), al menos seguro que para el próximo otoño.

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