Si todavía no habéis puesto el árbol, igual os interesa leer esto primero.
Se van acercando las Navidades y, un año más, toca sacar del fondo del armario el arsenal de coronas, espumillones, bolitas, guirnaldas y figuritas varias. Para muchos, también es un buen momento para renovar la decoración navideña; por estas fechas las tiendas están llenas de opciones preciosas, y es fácil dejarse llevar y comprar montones de adornos que en realidad no necesitamos.
Si este año os da pereza decorar el árbol, ahora tenéis la excusa perfecta para no hacerlo.
La
última tendencia en decoración nos llega, como tantas otras, del norte de
Europa. Como sabéis, si por algo se caracterizan los hogares escandinavos es
por su sencillez, marcada por los tonos neutros y una elegancia minimalista, así como por una fuerte apuesta por los materiales naturales.
En consecuencia, no es de extrañar que este año hayan decidido que la mejor
manera de decorar el árbol, es no decorarlo en absoluto.
En
principio la idea puede parecer un poco extraña, pero unas pocas fotos bastan para conquistar a cualquiera.
Todo son ventajas.
La principal,
claro está, es la comodidad. Basta con elegir un sitio para colocar el árbol, y
listo. Ya no hay que preocuparse de si las bolitas nuevas pegan con las del año
pasado, ni de si las luces se han fundido, ni de desenredar el espumillón. Sólo
un árbol desnudo, de líneas limpias sencillas y puras. El minimalismo nos
demuestra que no hacen falta grandes estridencias para evocar el espíritu
cálido y festivo de la Navidad. Además ofrece una solución perfecta para evitar
la pereza de recoger los adornos el día después de Reyes, y, en caso de que
vivamos en un piso pequeño, tiene la ventaja añadida de que nos ahorra un
montón de espacio en los armarios, ya que no tendremos que buscar un sitio
donde guardar todos esos adornos que tan sólo se usan unos pocos días al año.
Pero no todo vale.
Ahora
bien, no vale con colocar el árbol en cualquier rincón del salón y esperar que
quede precioso. Para que el árbol luzca, la clave está en el entorno. El
espacio tiene que estar despejado y ordenado. El árbol desnudo es tímido; es
fácil que pase desapercibido si no se cuidan algunos detalles. Para que nuestro
árbol destaque, es mejor ubicarlo en una estancia bien iluminada, donde primen
los tonos neutros o monocromos, que no le roben el protagonismo que merece. Si no os atrevéis a dejarlo desnudo del todo, siempre se le puede añadir un detalle, como unas lucecitas blancas, o una estrella en la punta. No hace falta más. Y
no subestiméis el valor estético de una bonita maceta, sobria pero elegante. ¿Sugerencias? Un cubo de zinc, una gaveta de madera, una maceta de cemento o un cesto de paja trenzada.
¿Artificial o natural?
A
menos que el árbol venga en maceta y conserve sus raíces para poder replantarlo
después, nos decantamos por el árbol artificial. Los hay preciosos y muy bien
imitados, y podremos reutilizarlos durante años, sin perjudicar al
medio ambiente.
me encanta!
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