jueves, 4 de septiembre de 2014

En busca del Santo Grial de los champús (III): Champú de propóleo de Condonyer & March

Compré este champú de propóleo en el Herbolario Navarro, en la calle Fuencarral de Madrid. Ese herbolario gigante, de dos plantas, que tiene de todo, pero que también muchas veces se sube a la parra con los precios, como es el caso (9,60 euros, por 250ml. me parece algo excesivo).

Por probar, me hice también con el gel de baño de la misma gama. La gama Propóleo pertenece a la marca Codonyer & March, una línea propia del Herbolario Navarro (por lo que no sé si será posible adquirirla en otra parte), especializado en té, café, miel y derivados.


Como veréis por las etiquetas arrugadas y las tapas llenas de churretones, llevo ya un tiempo usándolos, así que he podido formarme una opinión al respecto (basada en únicamente mi experiencia).

Ya he comentado en alguna ocasión que lo primero que me llevó a interesarme por la cosmética natural fue el tema de los champús ya que tengo un pelo, como poco, complicado: cuero cabelludo seco y raíces grasas. Una combinación imposible. O eso pensaba yo, hasta que por fin comprendí la verdadera causa de mi problema: los sulfatos agresivos, esos detergentes industriales que llevan todos los champús comerciales, que dejaban mi cuero cabelludo aún más seco de lo que ya estaba, llevándose por delante no sólo el exceso de grasa, sino también el sebo que recubre y protege la piel de forma natural, hidratándola y nutriéndola. Al quedarse completamente desnuda y expuesta, mi piel se veía forzada a producir una cantidad antinatural de grasa, por sobrecompensación. Si os interesa el tema, u os encontráis en una situación similar, podéis leer el post completo aquí.  


El caso es que hace ya más de un año que experimento con diferentes champús, comprando, probando, alternando y observando resultados, siempre en busca del definitivo: a la caza del champú perfecto. Por el bien de la experimentación, no he abandonado del todo los sulfatos, en parte porque muchas veces me los han colado por la puerta de atrás (tonta de mí, por no leer los ingredientes), y en parte porque hay muchísimos tipos de sulfatos diferentes, más allá de los archiconocidos Sodium Lauryl y Laureth Sulfate, algunos de ellos supuestamente más suaves, o por lo menos menos agresivos, que los otros dos.

Este champú, vamos ya al grano, no lleva ninguno de ellos, ni suaves ni fuertes. Lo más parecido en cuanto a su funcionalidad (es decir, agente limpiador, tensioactivo o detergente), es el Decyl glucoside, un detergente natural de origen vegetal (se obtiene a partir del maíz y del coco). Es un componente seguro y un tensioactivo muy suave, que no irrita la piel. Está muy bien si eres fan de la espuma, porque hace mogollón. Aunque no es la espuma a la que estamos acostumbrados, sino una bastante más espesa, ligera pero muy densa y consistente.


A mí personalmente no me entusiasma la espuma, me da igual si un champú hace mucha, poca o ninguna, con tal de que no lleve sulfatos agresivos y otras porquerías. Si os fijáis veréis que el Decyl Glucoside es el único tensioactivo que contiene, cuando otros champús suelen llevar dos o incluso tres combinados, lo que lo hace un champú muy muy suave. En cuanto al resto de los ingredientes, están bastante bien. Sólo un 2% proceden de agricultura ecológica, pero es un champú 100% natural. Quizá le sobra el alcohol, pero al menos lo lleva bastante abajo en el INCI, como octavo ingrediente (no como otros.. cof, cof).

El olor es difícil. Al principio cuesta un poco hacerse con él, sobre todo si no estás familiarizado con la intensidad del aceite esencial de lavanda, uno de los principales ingredientes de la fórmula, muy por encima del propóleo con el que se anuncia el champú, que está de los últimos en la lista (una vez más, el marketing aquí se vuelve un poco engañoso. Se vende como un champú de propóleo, pero la concentración de este ingrediente es únicamente del 0,35% (es decir, menos de 1ml., del los 250 que contiene el envase). Aunque les daremos un punto a favor por indicar en su página web la concentración de los ingredientes activos, algo que muy pocos se atreven a hacer. La lavanda, por otra parte, se encuentra en una proporción del 1%, es decir, 2,5ml del total).

La textura es bastante líquida, nada pegajosa, a pesar de lo que pueda parecer en las fotos (al contacto con el aire acaba por solidificarse sobre el tapón), y se extiende bien sobre el pelo. El problema es que tiende a enredarlo. Puede que esto no le pase a todo el mundo, pero a mí, que tengo el pelo muy fino, se me hace un poco difícil este champú, que a nada que lo masajeo un poco me deja el pelo completamente enmarañado, hasta el punto de que no me corren los dedos entre los mechones

Es algo que no me gusta nada, igual que la sensación fosca, como áspera, que deja en el pelo una vez aclarado, que hace imprescindible el acondicionador o la mascarilla posteriores. No me he atrevido a usarlo solo, más que nada porque tardaría la vida en peinarme después. E igual me acabaría quedando calva.

Es una pena, porque me encantan otras cosas que no tienen nada que ver con cómo me deja el pelo, como esa rebaba que queda sobre la tapa, con aspecto de miel seca. Igual pensáis que es una cochinada, pero que el champú cambie de color y consistencia cuando se queda expuesto (tal y como se indica en el propio envase), es una prueba del origen natural de sus ingredientes, que se oxidan al contacto con el aire, como lo haría una manzana pelada que nadie se come.


Esta oxidación es mucho más evidente en el caso del gel, que se reseca y oscurece en torno a la tapa del envase.


Otra característica que delata su origen natural, libre de preservativos y conservantes artificiales, es su rápida caducidad: únicamente tres meses de uso después de abierto. Por eso me estoy dando prisa en gastarlos (aunque es difícil, porqu ambos cunden mogollón).


En cuanto al resultado, os diré que el pelo me queda limpio y suelto, y también brillante, aunque no tan suave como en otras ocasiones sino algo más áspero, más seco. Y no me dura limpio tanto tiempo como me gustaría. Hacia el final de las primeras 24 horas ya lo empiezo a notar sucio por la coronillaPor todo esto, no creo que repita. Me gustan sus ingredientes, me gusta que sea 100% natural y me gusta su olor (o al menos he llegado a acostumbrarme) pero no acaba de convencerme cómo me deja el pelo, ni el proceso de lavado, cuando me lo enreda todo. Eso por no hablar del precio, que se sube bastante a la parra.

EDITO: Tras más de dos meses usándolo, estoy encantada con él. De todos los champús naturales que he probado hasta ahora, éste es uno de los que más me gusta. Me deja el pelo estupendo (un poco áspero, eso sí, pero nada que un buen suavizante no pueda resolver), y me dura limpio un montón, ahora que mi cuero cabelludo ya se ha acostumbrado a un detergente más suave. Sí que lo compraría de nuevo, a pesar del precio.

El gel de baño me encanta. Limpia de forma muy suave, haciendo una espuma muy similar a la del champú. De hecho, huele igual, y la textura es la misma. Además me deja la piel muy hidratada. Con éste sí que también repetiría. Os dejo su lista de ingredientes, por si os pica la curiosidad:

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