El otro día estuve en el pueblo, y rescaté un par de botes olvidados del archifamoso sistema en 3 pasos de Clinique, vestigios de mi lejana adolescencia. Uno de ellos era el jabón limpiador (del que también tuve la versión en pastilla sólida amarilla, que todavía anda por ahí, y creo que a veces la usa mi hermano) y el otro el tónico número 2, especial para mi piel de tipo mixto. La crema hidratante (la amarilla) me imagino que la tiré hace tiempo, porque no he conseguido dar con ella.
Como podéis ver en mis cutre-fotos, ambos botes están prácticamente por la mitad. Bueno, el tónico está un poco más gastado, le queda como un tercio. Aun así, sobra mucha cantidad, y ya os digo que ambos tienen años y años (¡y años!). Y lo mismo para la pastilla de jabón. Después de mucho, muchísimo tiempo, ahí sigue, muerta de risa, a medio gastar.
Si no llegué a terminarlos en su día fue porque nunca me acabaron de convencer. Pero tampoco me había decidido a tirarlos, en parte porque soy una persona a la que le cuesta mucho desprenderse de las cosas, pero también porque, como sabéis, Clinique no es una marca precisamente barata. Así que, aunque no los usaba, tampoco me deshacía de ellos. Quedaron ahí en el baño, medio olvidados, como una reliquia. Si acaso los utilizaba muy de vez en cuando, y a disgusto, cuando me olvidaba el neceser en casa.
Y es que, a pesar de su precio y de su supuesta calidad, avalada por dermatólogos y todo, nunca terminé de sentirme cómoda con este sistema. Le encontraba montones de pegas por todas partes, y si lo seguía usando era sólo porque era lo que había que hacer. Porque mi madre me había inculcado que la piel había que cuidarla desde joven, y se cuidaba así, siguiendo día tras día ese sistema en tres pasos tan engorroso. Y por si fuera poco, no una sola vez al día, sino dos: por la mañana al levantarme y por la noche antes de irme a dormir. Era la única forma de cuidar la piel, y mantenerla joven y bonita durante muchos años.
Una amiga mía, a la que yo admiraba mucho, seguía a rajatabla este sistema, y lo hacía sin descanso, dos veces al día, todos los días. Pero yo era incapaz. Como mucho conseguía seguir los tres pasos una vez al día, y en días salteados, cuando me acordaba, o cuando no me podía la pereza. Admiraba la constancia de mi amiga. Ella decía que todo era hacerse a la rutina. Que, una vez te acostumbrabas, no sólo te salía solo, sino que además te sentías mal si no lo cumplías. Algo así como ducharse, o lavarse los dientes.
Una amiga mía, a la que yo admiraba mucho, seguía a rajatabla este sistema, y lo hacía sin descanso, dos veces al día, todos los días. Pero yo era incapaz. Como mucho conseguía seguir los tres pasos una vez al día, y en días salteados, cuando me acordaba, o cuando no me podía la pereza. Admiraba la constancia de mi amiga. Ella decía que todo era hacerse a la rutina. Que, una vez te acostumbrabas, no sólo te salía solo, sino que además te sentías mal si no lo cumplías. Algo así como ducharse, o lavarse los dientes.
Ahora, muchos años después, entiendo que mi problema no era la pereza. Por suerte hace ya tiempo que descubrí que cuidarse la piel puede y debe ser un placer, algo que se hace no sólo por obligación, por temor a un futuro lleno de arrugas, manchas y patas de gallo, sino porque realmente se disfruta, porque te hace sentir bien contigo misma.
No, el problema no era la pereza, el problema era Clinique y su dichoso sistema en tres pasos, que no sé cómo hicieron para colárnoslo a todos tan bien, a pesar de entrar por los pelos y con calzador, al menos en mi caso.
Todas estas cosas las estuve pensando el otro día, al encontrarme aquellos botes, y con una pizquita de nostalgia decidí usarlos una vez más, ahí a lo loco, sin importar si estaban o no caducados, sólo para comprobar si realmente era para tanto y si estaba justificada la manía que les había acabado cogiendo.
Os diré que no estaban caducados. ¿Cómo iban a estarlo, si son pura química, alcohol, petróleo y conservantes? Eso no caduca nunca. Olían igual (de mal) que siempre, y su resultado fue exactamente el esperado. El único cambio fue que, como no tenía la crema hidratante, me salté el tercer paso, usando una de otra marca con protección solar (cosa que agradecí, porque me habría dado toda la pereza volver a untarme esa especie de mantequilla en la piel).
Por si no os apetece seguir leyendo, os hago spoiler del final: ambos botes se fueron por el desagüe del lavabo.
Pero vayamos por partes, analicemos cada cosa por separado.
El jabón (limpiador)
Como sabéis, el primer paso del ritual en tres pasos es el jabón. Hay que limpiar la piel, retirar todos los restos de maquillaje y otras cremas para dejarla reluciente y preparada para admitir todo lo que viene después. Como mi piel es normal tirando a mixta, es decir, algo más grasa por la zona de la nariz y los párpados, seca en la zona de la frente y normal en las mejillas, mi jabón era el mild.
Aquí podéis ver todas las porquerías que lleva (os he marcado en rojo todos los ingredientes chungos —que, como veréis, son la mayoría— y he añadido abajo una mini explicación del por qué lo son). Por cierto, no intentéis buscarlos en la web de Clinique, porque no están por ningún sitio:
Water, Sodium Laureth Sulfate, Sodium Chloride, Cocamidopropyl Hydroxysultaine, Lauramidopropyl Betaine, Sodium Cocoyl Sarcosinate, Tea-Cocoyl Glutamate, Di-PPG-2 Myreth-10 Adipate (DMA), Aloe Barbadensis, PEG-120 Methyl Glucose Dioleate, Sucrose, Sodium Hyaluronate, Cetyl Triethylmonium Dimethicone PEG-8 Succinate, Tocopheryl Ethyl Succinate Ethyldimonium Ethosulfate, Butylene Glycol, Chamomilla Recutita, Hexylene Glycol, Polyquaternium-7, Laureth-2, Caprylyl Glycol, Sodium Sulfate, EDTA, Disodium EDTA, Sodium Benzoate, Phenoxyethanol
- Sodium Laureth Sulfate: El el tensioactivo más común utilizado en cosmética. Básicamente, un detergente industrial, que limpia la piel y se lleva por delante todos los aceites que ésta produce de forma natural, a modo de barrera protectora, dejándola completamente seca y expuesta. Hace años que se sabe que los sulfatos son irritantes y demasiado agresivos para la piel, pero aun así siguen usándolos en la mayoría de los productos (porque son muy baratos), y la gente los sigue comprando. Es el ingrediente principal de este jabón, que viene en un envase de 200 ml. y cuesta 24,50€.
- Cocamidopropyl Hydroxysultaine: es un detergente sintético que limpia la piel, pero también la reseca muchísimo, pudiendo llegar a irritarla. No es nocivo ni dañino, pero tampoco aporta nada positivo y la piel seguramente está mucho mejor sin él.
- Di-PPG-2 Myreth-10 Adipate (DMA): ¿Sabéis qué es esto? Porque yo no tenía ni idea y al buscarlo he descubierto algo bastante alarmante... sirve para aumentar la tolerancia de las terminaciones nerviosas de la piel, y volverlas menos sensibles a estímulos de baja intensidad. Es decir, un anestésico. ¿Sabéis para qué se utiliza? Se añade a ciertas cremas de uso sexual para adormecer la piel y prevenir o retrasar la eyaculación precoz en los hombres, al hacerles menos sensibles a las caricias. Si no me creéis, podéis leerlo aquí. Además, ayuda a reducir y calmar la irritación causada por los otros ingredientes, enmascarando así sus efectos perjudiciales sobre la piel.
- PEG-120 Methyl Glucose Dioleate: Nada que empiece por PEG- es bueno para nuestro organismo, ya que este tipo de compuestos se obtienen a través de un proceso químico que genera un residuo llamado óxido de etileno, una sustancia tóxica (cancerígena) que, si bien es eliminada y depurada durante el mismo proceso, puede dejar trazas o restos en el producto resultante.
- Cetyl Triethylmonium Dimethicone PEG-8 Succinate: Tras este nombrecito se esconde una silicona, un derivado del petróleo. Normalmente se usan en suavizantes para el pelo. Las siliconas de por sí no son malas, pero recubren la piel con una capa fina que no es otra cosa que plástico, tapando los poros e impidiendo que respire con normalidad. Además, al llevar el prefijo PEG-, nos indica que se trata de una sustancia etoxilada, por lo que también puede contener trazas de óxido de etileno.
- Butylene Glycol: Otro petroquímico, un derivado del petróleo presente en montones de cosméticos que aparentemente suaviza, pero que en realidad reseca la piel.
- Hexylene Glycol: Lo mismo que el de arriba. De los Glycoles, éste es el más agresivo e irritante de todos, especialmente si entra en contacto con los ojos. Sirve únicamente para mejorar la textura del producto, haciéndolo menos espeso y viscoso, además de preservarlo, para que no se enrancie. No aporta nada positivo a la piel.
- Polyquaternium-7: Un compuesto de amonio cuaternario. Se utiliza como conservante y como surfactante, además de bactericida, pero es cáustico e irritante para los ojos. Además puede producir dermatitis de contacto, e incluso síntomas asmáticos si es inhalado, algo más que probable si éste entra en contacto con el agua caliente.
- Laureth-2: Al igual que ocurre con los PEG-, nada que termine en -eth es bueno para el organismo. Sirve para emulsionar la fórmula y poco más. Además, puede contener trazas de óxido de etileno y 1,4-Dioxano, ya que para obtener el compuesto, éste es sometido a un proceso de etoxilación.
- EDTA y Disodium EDTA: no está demostrado que tengan efectos nocivos sobre el organismo, y menos en una concentración tan pequeña, pero sí que se ha comprobado que estos compuestos no se descomponen bien, o tardan mucho en hacerlo, por lo que son muy contaminantes y nocivos para el medio ambiente. Además, el hecho de que un producto incorpore este tipo de componentes es indicativo de baja calidad, ya que su función principal es eliminar las impurezas de otros componentes de la fórmula. Un producto de calidad, con una buena formulación, no necesita EDTAs para nada.
- Phenoxyethanol: el último ingrediente del listado, y el que tiene por lo tanto una menor concentración en el producto, es también uno de los peores de todos. Además de ser un disruptor endocrino, es decir, que una vez es absorbido por el organismo se dedica a molestar a las hormonas (y ya sabéis que a las hormonas es mejor dejarlas tranquilas), es irritante para la piel y en grandes dosis puede dañar la sangre y el hígado, además de afectar al sistema nervioso.
Como os he contado más arriba, probé los dos tipos de jabón, el líquido, y la pastilla amarilla. Dentro de lo malo, podría decir que la pastilla era lo menos malo. Hacía algo de espumilla al restregarla contra la piel húmeda de la cara y aunque tenía ese olor asqueroso, como a rancio, que tienen los productos de belleza que supuestamente no huelen a nada, no era tan fuerte como el del jabón líquido, que era un suplicio cada vez que tocaba los labios y me llegaba el sabor a la lengua (si os fijáis en su formulación veréis que es pura sal).
El jabón líquido no hace espuma, ni un poquito. Tiene una textura gelatinosa bastante desagradable, aunque eso es ya manía personal. Al restregarlo por la cara y aclararlo con agua llega un punto en el que literalmente puedes oír cómo rechina la piel (por obra y gracia de los sulfatos).
El jabón líquido no hace espuma, ni un poquito. Tiene una textura gelatinosa bastante desagradable, aunque eso es ya manía personal. Al restregarlo por la cara y aclararlo con agua llega un punto en el que literalmente puedes oír cómo rechina la piel (por obra y gracia de los sulfatos).
Aquí tenéis los ingredientes de la pastilla de jabón, que son bastante más sencillos que los del gel:
Sodium Palmate/Cocoate Palm Kernelate, Water, Petrolatum, Glycerin, Sodium Chloride, Trisodium Hedta, Titanium Dioxide, Iron Oxides, Yellow 5.
- Sodium Palmate/Cocoate Palm Kernelate: Aceite de palma. No es malo ni nocivo para la salud, pero la forma en que se obtiene es criminal para la naturaleza, sobre todo si no está certificado que procede de la agricultura ecológica (y pensar algo así con una marca como Clinique es de risa). Podéis leer más sobre el tema aquí.
- Petrolatum: Petróleo puro y duro. Reseca la piel, tapona los poros y no nos aporta nada.
- Trisodium Hedta: Un súper contaminante. De lo peorcito para el medioambiente. E indicativo de la baja calidad del resto de los componentes, como hemos visto antes.
En un principio, cuando después de aclararte por fin te secas la cara dando unos toquecitos con la toalla y notas la piel fresquita, todo parece ir bien. Pero eso es sólo porque aún tienes la cara mojada. En cuanto se seca empiezas a notar la tirantez, especialmente después de usar el jabón líquido (normal, si tenemos en cuenta que la mayor parte de sus ingredientes resecan la piel). Una tirantez horrible, de esas que cuando sonríes tienes la sensación de que se te están rompiendo todas las células de la cara. Es tan incómodo y tan desagradable que enseguida comprendes que hay hacer algo al respecto. No te puedes quedar así, ni siquiera para irte a dormir.
La solución es continuar el proceso.
El tónico (exfoliante)
Lo primero que llama la atención del tónico clarificante de Clinique es su composición; es puro alcohol:
Alcohol Denat., Water, Witch hazel, Glycerin, Menthol, Sodium Borate, Violet 2, Red 33, Red 6.
Aunque tampoco hace falta mirar sus ingredientes para averiguarlo, basta con aplicarlo con un algodón o disco desmaquillante sobre la cara para darse cuenta. El efecto sobre la piel es exactamente el mismo que si ese algodón estuviera empapado en alcohol de 96º. ¿Lo habéis probado alguna vez? Porque yo sí.
Cuando te limpias la cara con alcohol, el algodón sale sucio, porque se lleva por delante todo lo que hay sobre la piel: células muertas, suciedad, pequeñas impurezas... todo. El problema es que también arrastra consigo la grasa y todos los aceites que la piel genera de forma natural para defenderse de las agresiones externas, dejándola expuesta y desprotegida. Con este tónico pasa exactamente lo mismo, con la diferencia de que un bote de alcohol te cuesta menos de 1€, y el tónico de Clinique de 200 ml., 23,50€.
El efecto astringente, como de frío y ardor es intenso hasta que se seca del todo (no me quiero ni imaginar cómo debe ser si encima tienes alguna heridita o irritación) y lo único que queda cuando se absorbe es una sensación de tirantez aún más intensa, si cabe, que la que dejaba el jabón. Es como si hubieran extraído hasta la última partícula de agua de tu piel. Seca como la mojama.
Usando el tónico número 2, que se supone que es específico para mi tipo de piel (que no lo digo yo, me lo recomendó en su día un supuesto vendedor experto), hasta me salían pellejitos en la frente que, como os digo, es el punto más seco de mi cara. Descamaciones que no estaban ahí antes de empezar el proceso de limpieza.
Para solucionar el problema de los pellejitos y la tirantez, hace falta hidratación. Y en este punto entra en juego el último paso del sistema...
La crema (hidratante)
Después de efecto devastador del tónico, corres a por la crema, esperando que te calme, que sea la panacea, la maravilla que resuelva todos los problemas y te deje la piel lisa y suave como la de un bebé.
La crema en cuestión tiene un nombrecito de lo más rimbombante: Dramatically Different Moisturizing Lotion. Una crema específica, una vez más, para mi piel mixta (já).
Ved sus ingredientes:
Seguramente, y a pesar de todo lo que os he comentado sobre el jabón y el tónico, éste era el paso que más odiaba de los tres. Aquella crema amarillenta era como una pesadilla. Tenía el mismo olor desagradable del jabón líquido, un olor que no se me olvidará nunca (será que con el tema de los olores soy muy maniática, pero esa crema olía a rayos). La textura era fluida, más bien líquida, y resbalaba por mis dedos y mi cara como mantequilla fundida cada vez que me la ponía.
Y exactamente como mantequilla fundida se sentía sobre la piel. Densa, grasienta. Nunca se acababa de absorber (¿sabéis por qué? Porque el aceite mineral no deja que la humedad salga, pero tampoco la deja entrar) y tras las primeras pruebas tuve que pasar a usarla únicamente por las noches, y en una cantidad mínima, porque me dejaba la cara aceitosa y brillante como una bombilla. Mi frente, mi nariz, mis párpados y mis mejillas parecían reflectantes y la sensación de ir chorreando grasa era la misma que la de haber llevado un flequillo sucio sobre la frente durante un día entero, ¿sabéis a qué me refiero?
Un asco. Aun así me costó abandonar aquel sistema, que usaba de forma esporádica y ocasional, porque no se me ocurría pensar que las cosas no tenían por qué ser así. Simplemente lo asumía como algo normal. Para estar guapa hay que sufrir, blablabla, y todo eso.
Ved sus ingredientes:
Water, Mineral Oil, Sesame (Sesamum Indicum) Oil, Propylene Glycol, Tea-Stearate, Glycerol Stearate, Lanolin Alcohol, Petrolatum, Methylparaben, Propylparaben, Yellow 5 (Ci 19140), Yellow 6 (Ci 15985), Red 33 (Ci 17200)
- Mineral Oil: ya sabéis, un aceite derivado del petróleo. Éste es el principal ingrediente de una crema hidratante que cuesta 55,50€, los 125 ml. Básicamente petróleo mezclado con aceite de sésamo (que, como veis, es el segundo ingrediente).
- Tea-Stearate: Este compuesto, utilizado como emulsionante, está clasificado como potencialmente carcinógeno por la FDA estadounidense (no por sí mismo, sino por reacción con otras sustancias). Su uso en cosmética se considera seguro únicamente cuando se incluya en productos destinados a ser retirados y aclarados con agua inmediatamente después de su aplicación. De lo contrario, el concentrado de Tea-Stearate no podrá superar el 15% de la composición de la fórmula. En este caso, ocupa el cuarto lugar, por lo que su concentración debe ser bastante alta.
- Petrolatum: más petróleo, por si no había bastante.
- Parabenos: Conservantes de los chungos. De dos tipos, Metyl y Propyl. Disruptores endocrinos (alteran el funcionamiento normal de las hormonas), algunos de los cuales, como el Propylparabeno, includo en esta crema, ya han sido prohibidos en algunos países de la Unión Europea. Ah, ¿sabéis que se ha encontrado una altísima concentración de parabenos en tumores de cáncer de mama? Para saber más sobre este tema, os recomiendo encarecidamente el blog de la periodista Nina Benito, que ha llevado a cabo (y sigue en ello) una labor de investigación interesantísima sobre el tema.
Probablemente sepáis que esta crema la descontinuaron hace poco (¿tendrá algo que ver con que uno de sus componentes ha sido cuestionado e incluso prohibido en países como Dinamarca?), sustituyéndola por una versión supuestamente mejorada: la Dramatically Different Moisturizing Lotion+, reformulada para ser lo más de lo más. Aquí están sus ingredientes:
Water, Mineral Oil, Glycerin, Petrolatum, Stearic Acid, Glyceryl Stearate, Sesamum Indicum (Sesame) Oil, Urea, Lanolin Alcohol, Triethanolamine, Hordeum Vulgare (Barley) Extract, Cucumis Sativus (Cucumber) Fruit Extract, Helianthus Annuus (Sunflower) Seedcake, Propylene Glycol Dicaprate, Sodium Hyaluronate, Butylene Glycol, Pentylene Glycol, Trisodium EDTA, Phenoxyethanol, Yellow 6, Yellow 5, Red 33.
- Mineral Oil y Petrolatum: La nueva formulación mantiene todo el petróleo de la anterior, y le añade un poco más, ya que el Petrolatum escala posiciones en la lista de ingredientes.
- Triethanolamine: es un compuesto que se obtiene a través de un proceso de etoxilación, lo que lo convierte en potencialmente tóxico, al poder contener trazas de óxido de etileno, derivadas de ese proceso. No aporta absolutamente nada positivo a la piel, su única función es ayudar a emulsionar la fórmula y equilibrar su pH.
- Butylene Glycol: Un poquito más de petróleo, por si no había bastante. ¿Recordáis que el jabón líquido también lo llevaba?
- Trisodium EDTA y Phenoxyethanol: De éstos dos ya os he hablado antes. El primero es un agente contaminante, ya que no se degrada en el ambiente. Elimina las impurezas del resto de los componentes, lo que ya es indicativo de lo cutres que son. El segundo directamente es tóxico, además de un disruptor endocrino que altera las hormonas y puede afectar a las funciones reproductivas. Una joyita. Es el conservante con el que muchos fabricantes de cosméticos están sustituyendo a los parabenos.
Como veréis, han aumentado la proporción de derivados del petróleo y le han añadido mogollón de porquerías que antes no llevaba, además de alguna que otra planta (como extracto de cebada y de pepino), para salvar el expediente y presumir de ingredientes naturales. También le han metido un poquito de ácido hialurónico, por aquello de que está de moda y se vende bien. Eso sí, fijaos en que han cambiado el Tea-Stearate por Stearic Acic, que es un ingrediente seguro, y han eliminado los parabenos, así, como no quiere la cosa.
Si os fijáis en su web y en su campaña de marketing para anunciar la nueva crema, veréis que cantan a bombo y platillo las virtudes de la fórmula mejorada, ahora más hidratante, con muchos más ingredientes naturales, y ácido hialurónico, que es la repera. Se absorbe enseguida (esto debe ir por todas las que pasábamos las noches engrasando la almohada con nuestra cara bombilla). Adaptada a las necesidades de la mujer moderna, que está expuesta a más agresiones medioambientales y blablaba. Pero ni una sola palabra de los parabenos. Los han sacado por la puerta de atrás, disimuladamente y sin hacer ruido (sustituyéndolos por algo que es igual de malo o peor). ¿Veis la ironía? Afirman que han cambiado la fórmula para mejorarla y añadir más sustancias beneficiosas, pensando en las necesidades de la mujer moderna, pero en realidad, si la han cambiado es porque uno de sus componentes ha sido declarado peligroso por la Unión Europea. Estoy segura de que ésa es la verdadera razón, y de eso no dicen ni mú. Viva la transparencia.
Resumiendo, os doy mi opinión sincera, y es que estos tres productos no son más que pura química, un trío demasiado agresivo para la piel, que no sólo no respeta, sino que se lleva por delante todos sus procesos naturales de hidratación y regeneración, como el que sigue la piel durante la noche, mientras dormimos, si es que la dejamos tranquila. Y encima quieren convencernos de que es necesario que los usemos dos veces al día, como si con una agresión chunga no fuera ya suficiente. A la larga, su uso tiene que ser malo por fuerza. ¿De verdad pensáis que la piel necesita tanta exfoliación, tanta hidratación forzosa? Nuestra piel no es tonta, pero nosotras a veces lo parecemos.
No digo que Clinique no tenga otras cosas que quizá sean buenas, tampoco conozco la marca en profundidad y sé que muchísima mujeres están encantadas con ella, y que hay mucha fan incondicional que seguramente se me tirarían al cuello si leyera todo esto. Pero es que a mí este sistema en 3 pasos me parece una auténtica tomadura de pelo, un engañabobos con el que están amasando una fortuna a nuestra costa, y del que yo por lo menos ya quedé escarmentada para toda la vida. Y si no lo digo reviento.
Sinceramente, no creo que Clinique ofrezca un nivel de calidad acorde al precio de sus productos. Es que no lo valen. Para gastarme 90€ en un tratamiento facial completo, prefiero invertirlos en una marca que me ofrezca algo que realmente me merezca la pena (para empezar, transparencia y honestidad, además de calidad) y no un producto peor que mediocre, disfrazado, por obra y gracia del marketing, en cosmética de lujo.
Pero por si necesitáis algún un motivo más para rechazar de plano Clinique (en mi caso es un motivo definitivo), recordad que sus productos están testados en animales, por mucho que ellos lo adornen y lo pongan bonito diciendo que están "comprometidos con eliminar la experimentación con animales".
Pero por si necesitáis algún un motivo más para rechazar de plano Clinique (en mi caso es un motivo definitivo), recordad que sus productos están testados en animales, por mucho que ellos lo adornen y lo pongan bonito diciendo que están "comprometidos con eliminar la experimentación con animales".