Este pequeño botecito en tamaño muestra fue mi primer contacto con los desmaquillantes bio.
En un principio, y tras haberlo usado una única vez, me llevé un buen chasco. Incluso pensé en tirarlo a la basura antes de terminarlo (ahora os cuento por qué), algo que no hago nunca.
Aun así, decidí darle una segunda oportunidad.
A ver, tengo que decir que el desmaquillante es bueno. Las cosas como son. Lo he estado usando por las noches, para desmaquillarme (algo muy ligero, sólo labios, mejillas y ojos; porque no suelo ponerme bases ni polvos) antes de irme a dormir), y, además de retirarlo todo sin problemas, la piel se queda tan fresquita y natural que no es necesario hacerle nada más, cosa que me gusta, porque prefiero no usar cremas hidratantes antes de acostarme, y así dejar que la piel se regenere por sí sola durante la noche.
El problema, y el motivo por el que, muy a mi pesar estuve a punto de meterlo en la lista de decepciones, a pesar de irme tan bien, es el olor. Tiene un olor especialmente
Huele fatal, en serio. Pero aparte de eso no puedo ponerle ningún otro pero: ingredientes de lujo, textura fresquita nada grasienta y función simultánea de desmaquillante y tónico. Además, a pesar de que el envase a tamaño original es más bien carito (32€ por 200ml.), puedo deciros que cunde un montón: llevo meses de aquí para allá dando tumbos con la muestra, y todavía no se me ha terminado, a pesar de que las últimas semanas la he usado prácticamente a diario.
Así que ya veis, con lo mal que me caía al principio, me ha conquistado por méritos propios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario