jueves, 21 de agosto de 2014

En busca del Santo Grial de los champús (II): Logona, champú regulador equilibrante con Melisa

Continuando con la búsqueda de un champú adaptado a mi tipo de pelo, que realmente me ayude a combatir el problema de las raíces grasas (y el cuero cabelludo seco) y no sólo lo disimule para finalmente acabar empeorándolo, me topé hace ya unos meses con este champú de Logona en la estantería de un herbolario de Madrid.



Muchas conoceréis esta marca alemana, ya que es una de las más famosas en el mundo de la cosmética natural, orgánica, y certificada. Yo de todo esto sabía bien poco hace unos meses, lo único que quería era un champú sin sulfatos, y esto fue lo que me encontré. No sabía nada de certificaciones. Había otras gamas y variedades dentro de la marca, con fórmulas específicas para pelo castigado o cuero cabelludo sensible, pero éste, el champú regulador de Melisa, está especialmente formulado para pelo graso, y por eso me animé a comprarlo, a pesar de su precio (no recuerdo exactamente cuánto costaba, pero rondaba los 9 eurazos).

Dejadme que os diga una cosa, antes de nada. Sé que el champú es caro en comparación con otras marcas tradicionales. Pero qué queréis que os diga, para mí, cada céntimo que cuesta lo vale. Y no sólo porque cunda un montón (con muy poquita cantidad da de sobra para lavar toda la cabeza), sino porque su resultado es el mejor con el que me he topado hasta la fecha.


Deja el pelo completamente limpio, brillante y suelto. Al menos el mío. Es evidente que cada pelo es un mundo, y que lo que le funciona a una persona no tiene por qué funcionarle igual a otra, y eso es algo muy importante que hay que tener siempre en cuenta antes de lanzarse a lo loco a probar algo sin saber. Pero en mi caso, con mi pelo liso, extremadamente fino y muy graso, el resultado es increíble.

No sólo me dura el pelo mucho más tiempo limpio (puedo lavármelo por la noche antes de irme a dormir y a la mañana siguiente al despertarme seguirá estando igual, algo que para mí, hasta hace muy poco, era totalmente impensable), sino que además me queda con mucho más cuerpo, sobre todo en las raíces, y muy ligero, sin peso. Esto lo digo porque más de una vez, usando champús de supermercado de toda la vida, tipo pantenes o esa marca asquerosa que es Aussie, al secarse el pelo se me quedaba completamente lacio, como lamido, totalmente pegado al cráneo, una cosa horrible. Y he llegado a deducir que seguramente aquello se debía a las siliconas, que se agarraban a la fibra capilar y hacían que mi pelo, tan fino de por sí, pesara, y por eso se me quedaba tan pegado al cuero cabelludo (lo que para colmo hacía que se me ensuciara enseguida, al estar una mayor superficie de pelo en contacto directo con la grasa).


Pero además de todo eso, Logona es una marca de cosmética natural certificada. Eso significa que sus ingredientes no sólo son naturales y orgánicos, si no que garantizan que cumplen unos estándares de calidad y compromiso medioambiental muy estrictos, además, por supuesto, de no testar en animales. Este champú en concreto cuenta con los sellos BDIH (Controlled Natural Cosmetics), que certifica que todos los ingredientes de la formulación son naturales o de origen natural y se han obtenido de una forma ética, controlada y sostenible; y NATRUE, un sello internacional que garantiza que los ingredientes son naturales (en este caso no necesariamente orgánicos), y que responde a unos estándares mínimos de calidad (lo de mínimos lo pongo así, en cursiva, porque en realidad son muy exigentes. Lo que pasa es que Natrue tiene tres niveles de exigencia, y éste sello es el más light de los tres). Si os interesa saber más sobre el tema, os remito a este estupendo post de Nina Benito, donde lo explica genial y lo deja todo muy clarito.


Si tengo que ponerle un pero a este champú, es que en el segundo puesto de la lista de ingredientes tenemos el alcohol (de hecho, es el único ingrediente de cultivo ecológico certificado). Mucho alcohol me parece a mí para un champú que, se supone, está especialmente formulado para un cuero cabelludo sensible. Sin embargo, llevo usándolo ya un tiempo (intercalando con champús de otras marcas que voy probando) y no he notado que me reseque nada, ni el pelo ni la piel del cráneo. Mi pelo sigue sano y brillante, y mi cuero cabelludo está estupendamente, sin descamaciones ni nada parecido. 


Si os fijáis, veréis que junto al alcohol hay una asterisco que aclara que éste procede de cultivo ecológico. Os confieso que a mí eso no me dice nada. No sé qué tipo de alcohol es, no de qué forma o por qué procedimiento se obtiene, sólo sé que no parece irle mal a mi pelo, sino todo lo contrario. Igual es un tipo de alcohol suave, o igual algún otro de los componentes compensa su presencia en la fórmula. No lo sé, el caso es que aunque eso del alcohol no me acaba de gustar del todo, los demás ingredientes son estupendos.

El resultado es un champú amarillo transparente, muy muy líquido, que se extiende fenomenal y hace mogollón de espuma, sobre todo en una segunda aplicación, y eso que no lleva ni un solo sulfato. Pero sin duda, para mí lo mejor de todo es el olor. Cada vez que abro el bote me quedo un rato con la nariz pegada a la tapa como una tonta. Es un olor tan rico y tan fresquito que casi parce más un perfume que un producto capilar. Una mezcla entre hierbas y limón dulce, como un calippo de lima, pero mucho más rico. Huele sanote. Además, si no quieres no hace falta ni usar suavizante, porque no enreda nada el pelo, aunque yo suelo usarlo junto con el acondicionador de Davines, que me encanta y también huele de vicio.

De momento, de entre todos lo que he probado, este es el champú que más me gusta. Le doy un 7. Le bajaría a un 6 por el tema del alcohol y por el precio, que a pesar de todo me parece algo excesivo, pero se lleva el 7 por ese olor delicioso, que dan hasta ganas de comérselo.

Seguiré buscando e informando.

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