miércoles, 9 de octubre de 2013

Caprichos mensuales

A estas alturas de la vida, quién más, quién menos, todos estamos familiarizados con las cajitas de suscripción. No sólo eso, la tendencia parece arraigar cada vez con más fuerza y causa furor entre jóvenes y mayores, hombres y mujeres, todos por igual, porque el público de las cajitas es tan amplio, como variados son los temas e intereses que éstas abarcan. 




Y es que —aunque son quizá las más conocidas—, no sólo existen cajitas de cosméticos; las hay para todos los gustos y colores. El formato triunfa desde hace algo más de dos años en Estados Unidos, donde en muy poco tiempo se han multiplicado hasta límites insospechados. Allí, y ahora también aquí, prolifera un número cada vez mayor de suscripciones y formatos, que cuentan ya con una ingente cantidad adeptos... y no pocos adictos (no es broma). Actualmente hay tantas cajitas —tantas—, que sería difícil recopilarlas todas sin dejarse alguna que otra fuera. De hecho, existen incluso páginas web (y no sólo en Estados Unidos, en España también tenemos una, de la que os hablaré luego) dedicadas exclusivamente a recopilar, listar y actualizar los diferentes tipos de cajitas que hay ahí fuera, incluyendo comparaciones entre unas y otras, comentarios y valoraciones de los suscriptores de cada una de ellas.



Su éxito y popularidad son arrolladores, pero ¿qué tienen las cajitas que las hace tan especiales? ¿Por qué son objeto de deseo de cientos de miles de personas cada mes? Seguramente tenga algo que ver con la sorpresa, con la ilusión que hace recibir todos los meses, sin saber exactamente cuándo, una cajita cerrada, que lleva tu nombre y que, aunque no tengas ni idea de lo que contiene, sí sabes que es algo que te va a gustar. Es casi como recibir un regalo (sólo que en realidad no lo es, ya que lo pagas religiosamente mes a mes). Lo bueno es que el precio no suele ser muy elevado, y en casi todas te envían productos que están valorados en más de lo que vale la suscripción. Además, tienen la ventaja de que en la mayoría de los casos puedes darte de baja cuando lo desees, y volver a retomarlo más tarde si te apetece, sin otro tipo de compromiso de permanencia que la adicción que consiguen crear, por sí solas, en el suscriptor. 



Puedes auto-regalarte una suscripción, y darte un pequeño capricho u homenaje todos los meses, o puedes regalársela a amigos y familiares, en forma de suscripción anual, o trimestral, por ejemplo, y sorprender con un regalo que, además de divertido, es original. Personalmente, esta última idea de las cajitas como regalo me encanta, y ya la he puesto en práctica en más de una ocasión con irregulares resultados, eso sí, tal y como os contaré en el próximo post. 



Es fácil encontrar una suscripción que se adapte a tus gustos y preferencias, porque hay cajitas absolutamente de todo tipo. Lo difícil es decidirse sólo por una. Para los más gourmets, tenemos las de alimentación y bebidas unas más sibaritas que otras, en las que nos envían, por ejemplo, muestras de productos novedosos, originales o que aún no están en el mercado, de marcas conocidas; o alimentos procedentes de diferentes partes del mundo, como por ejemplo la India, o Perú, para recibir, cada mes, una cajita temática con exóticos platos y recetas. También los aficionados al buen vino, o los amantes de la cerveza, verán un sueño hecho realidad con sus correspondientes suscripciones, que les permitirán ir descubriendo, mes a mes, nuevas marcas, sabores y texturas de todas partes de la geografía española, e incluso del mundo, sin moverse de casa. ¿O qué me decís de recibir todos los meses un cajón de fruta fresca, recién cogida del huerto? ¿Y de recibir un ramo de flores? ¿O una cuidada selección de tés? Por supuesto, tampoco podemos olvidarnos de las típicas cajitas de belleza, en las que, por un precio bastante ajustado, recibes unas 5 o 6 mini-tallas o productos a tamaño real de cosméticos de marca, y a las que cada vez les surgen más y más imitadoras. Pero hay más, muchas, muchas más: de manualidades, para mamás y premamás, para mimar a tu mascota, para niños, de artesanía, eróticas o incluso alguna sólo apta para hombres. Esta última merece una mención especial, aunque sea sólo por el nombre: Machopack. ¿Queréis saber qué lleva dentro? Calzoncillos, camisetas y calcetines. 



Como veis, no es exagerado afirmar que las hay para todos los gustos. Pero vosotros diréis, escépticos: ¿Para todos? Sí, ya. JA. Vamos a ver, ¿existe por ejemplo alguna suscripción en la que todos los meses te manden a casa un sobre con unas braguitas dentro? Pues sí, sí. Existe. Y si nos vamos hasta Estados Unidos encontraremos cosas aún más raras, como por ejemplo la Cannabox, dedicada al mundo del Cannabis.


En el próximo post os hablaré un poco de las cajitas que conozco personalmente y a las cuales estoy —he estado, o pretendo estar algún día— suscrita. Por el momento os dejo el enlace a fandebox, la web que se dedica a recopilar todas las suscripciones que existen actualmente en España. Es interesante porque la página tiene un buscador con una serie de filtros que te permiten encontrar tu cajita ideal, ordenándolas según precio, temática o periodicidad. Además, es posible añadir comentarios y valoraciones, así como puntuarlas según tu grado de satisfacción.


Lo malo de apuntarse a cualquiera de ellas es que enganchan, y que, como se te vaya de las manos —cosa muy posible—, puedes acabar con diez suscripciones distintas simultáneas y un serio desplome en la cuenta bancaria. 

Estáis avisados.

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