viernes, 29 de noviembre de 2013

Everly: ‘Beautiful clothes for beautiful girls’

Hace no mucho descubrí Everly, una marca de ropa que me chifla. De hecho, me encantaba antes incluso de saber que existía, e incluso antes de saber que hacía ya tiempo que se había colado en mi armario. 


La marca fue creada por Fabiana y Adriana, dos hermanas emprendedoras con mucho estilo, buen gusto y sentido estético, que un día se lanzaron a diseñar una colección de ropa inspirada en las cosas que a ellas les gustaban: los viajes, la música, el arte, el diseño y la moda vintage. El resultado fue una marca moderna y juvenil, sencilla pero estilosa, de telas y estampados muy cuidados, líneas claras y bien definidas; una marca asequible, divertida y elegante a un mismo tiempo.


Como he dicho antes, descubrí Everly cuando ya tenía, sin saberlo, varias prendas suyas dentro del armario y seguramente varias más fichadas —también sin saberlo— en alguna de las tiendas online por las que habitualmente me suelo pasear. Porque Everly no tiene tienda propia. Es una tienda que vende al por mayor, es decir una tienda que vende a otras tiendas. Venden sus prendas a tiendas físicas y online de todo el mundo y éstas, a su vez, las comercializan entre el gran público. Cada tienda adquiere las prendas que quiere y las acoge bajo el nombre de su propia marca, por lo que a simple vista y sin tenerlas delante para ver la etiqueta, es imposible saber si son de Everly o no. Simplemente es ropa de esa tienda.

No tengo ni idea de a qué tiendas distribuyen, si os digo la verdad. Pero sí sé que trabajan con algunas de mis tiendas online favoritas, como Ruche, Tobi o ModCloth. Y lo sé porque más de una vez he comprado prendas de Everly en esas tiendas. No porque fueran de Everly, sino únicamente porque cuando las vi me encantaron, las compré y cuando llegaron a casa —o un tiempo después— descubrí que todas ellas, a pesar de ser muy diferentes entre sí, tenían algo en común: todas llevaban la etiqueta del lacito.

Compro mucha ropa por Internet, y lo cierto es que nunca me fijo en si una prenda es de una marca u otra. Simplemente compro lo que me gusta. Suelo fijarme en el precio, en los materiales y en la guía de tallas, para intentar asegurarme de que me quedará bien (aunque no siempre acierte), pero sobre todo es un impulso estético: compro la ropa que me parece bonita.

Este verano me compré un vestido precioso en Ruche, que me encantó al verlo en la web, pero que todavía me gustó más en persona, porque era cómodo, sencillo y de una tela maravillosa que lo hacía ligero y muy fresquito, pero sin transparentarse nada de nada; una tela ligera, resistente a las manchas, y que nunca se arruga, lo que lo hace perfecto para llevarlo en la maleta. Era éste:


Lo había también en naranja, pero me quedé con el azul (aunque confieso que de haber sabido el juego que iba a darme, me habría comprado los dos). Lo incluyeron en su lookbook de primavera, y me encantó nada más verlo.


Tenía todo lo que se le podía pedir a un vestido de verano, y lo he amortizado con creces, porque me lo he puesto muchísimo. Incluso tuve la tentación de alargarlo parte del otoño, llevándolo con medias. El caso es que, como era tan cómodo y me gustaba tanto, la segunda vez que me lo puse me fijé en la etiqueta del cuello y vi que era de Everly.

Everly. Ya había visto ese nombre antes. No tuve que rebuscar mucho en mi armario para encontrar hasta tres vestidos más con esa misma etiqueta y, qué casualidad, resulta que todas ellos me encantaban.
Son éstos:



Así que, ya más por curiosidad que por otra cosa, empecé a fijarme en las etiquetas de la ropa cada vez que me la ponía, y resultó que tenía aún más cosas de Everly, algunas de hace bastante tiempo.



Pero ahí no acaba la cosa, porque el otro día compré este blusón de media manga en Ruche, y al recibirlo comprobé que TAMBIÉN era de Everly.



Así que sí, me encanta Everly. Lo sé porque compro prendas suyas constantemente y sin saberlo. Desde entonces, lo de recibir un nuevo paquete, abrirlo y comprobar si lleva o no la etiqueta del lacito se ha convertido en una especie de juego para mí.


Además, he descubierto que también tengo fichados o pineados vestidos suyos desde hace tiempo, sin tener ni idea tampoco de que lo fueran, como estos dos, aunque seguro que hay más.


El día que abran tienda online serán mi ruina, así que, bien pensado, casi mejor que no.

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