La crema de día CIEN Q10 Antiarrugas de Lidl, o por qué ya no me fío de la OCU

Seguramente ya lo sabréis, o algo habréis oído al respecto, porque la noticia es de junio: una crema de Lidl, concretamente la crema de día CIEN Q10 Antiarrugas, es la mejor antiarrugas del mercado español según un informe de la OCU que ya va camino de superar en popularidad al archifamoso estudio de la leche.

De acuerdo con este informe, que se basa en el análisis y el testeo de catorce marcas comerciales, tanto de supermercado como de alta cosmética, la crema Q10 de Lidl es la mejor crema de todas las analizadas, y la única que realmente cumple lo que promete.

Por alguna razón, el hecho de que esta crema fuese calificada como la mejor de todas las testadas la convirtió, a ojos del consumidor medio, en la mejor crema del mundo mundial, a pesar de lo escaso de la muestra (repito, sólo se analizaron catorce marcas).

Por supuesto, y como no podía ser de otro modo, una vez hechos públicos estos datos, faltó tiempo para que se agotaran por completo las existencias de la crema, que sólo cuesta 3 euros, en las estanterías de todos los Lidl del país, hasta el punto de resultar prácticamente imposible encontrarla en ninguna parte, incluso a día de hoy. EDITO: estamos ya en noviembre, y sigue habiendo problemas de abastecimiento. Muchos establecimientos optan incluso por permitir un número máximo de cremas por persona, para evitar que se terminen nada más reponerlas.

Intrigada por todo este revuelo, he estado informándome un poco acerca de la crema, sus ingredientes y las conclusiones de la OCU. Sin entrar en el tema de la fiabilidad del estudio, que es, cuanto menos, cuestionable, quiero hacer hincapié en un aspecto que me ha llamado especialmente la atención (en el mal sentido), por el hecho de que lo considero manipulativo y engañoso, y me lleva a poner en tela de juicio la fiabilidad y el rigor en las informaciones por parte de una institución supuestamente seria como es la OCU.

Si os fijáis en los resultados del informe, entre otras cuestiones valoradas se incluye el tema de los parabenos. En este caso, se indica claramente que la crema de Lidl NO contiene parabenos.

Sin embargo, al pasar el cursor sobre el globito informativo/aclaratorio situado junto a la palabra 'Parabenes', encontramos esto:

Según la nota aclaratoria, se entiende que la crema no contiene ni propylparaben ni buthylparaben, es decir, parabenos de cadena larga (que son los peores de todos). Pero entonces, ¿podemos estar tranquilos al respecto? ¿Significa eso que la crema no contiene parabenos? La OCU dice claramente que no los lleva, ¿no? ¿A santo de qué viene entonces esa aclaración? ¿Qué es lo que nos está queriendo decir?

Vamos a echar un vistazo a los ingredientes de la Q10:

¿Qué veis ahí?

Yo, para empezar, veo parabenos. Y no un sólo tipo, sino dos. Dos parabenos, ethylparaben y methylparaben, y bastante arriba en el INCI, además.

Vale, sí. No son propyl ni buthylparaben, pero SON PARABENOS. Y ellos lo saben perfectamente, cuando son los primeros que publican artículos como este.

Podría dejarlo ahí, porque después de esta mentira ya no tiene mucho sentido seguir. Alguno podrá alegar que la OCU no ha mentido, técnicamente no, porque en la aclaración se especifica que la crema no lleva  ni butyl ni propylparaben, mientras que del resto no dice nada. Y la foto de la caja está ahí también, con el listado de los ingredientes expuesto, para todo el que lo quiera consultar. Pero ya somos mayorcitos para esas tonterías, ¿no os parece? 

La OCU miente por omisión, miente al decir claramente: "parabenes: no", cuando la crema SÍ LOS LLEVA. ¿Creéis que esto no es intencionado? ¿Que lo han hecho sin querer? Ahí ya no me meto, pero el hecho es que una persona que confíe ciegamente, o que no se tome la molestia en leer un poquito más, se llevará una conclusión completamente errónea. Y para mí eso no es honesto. Ahí no hay transparencia, ni claridad, que son dos cosas que espero de un organismo que, se supone, ha de velar por mis derechos como consumidor.

Pero si queréis más, podéis seguir leyendo los ingredientes de la crema de Lidl: nanopartículas de Dióxido de Titanio, phenoxyetanol (ahí, bien arriba en el listado), siliconas, petroquímicos, EDTAs, filtros solares químicos (mogollón de filtros, por cierto, para una ridiculez de protección de FPS4) y, por supuesto, parabenos. Los componentes naturales están abajo del todo, en las concentraciones más pequeñas. ¿Serán ellos los que conforman el sospechosísimo Liftan, ese supuesto "complejo activo a base de ingredientes específicos para reducir la apariencia de las arrugas" que hace maravillas en nuestra piel? (Por Dios, desconfiad de la literatura cosmética barata, de todas esas palabras tan bonitas como vacías, que llenan las cajas de textos vagos e inespecíficos que no dicen absolutamente nada).

Y se supone que esta es la mejor crema antiarrugas según la OCU... imaginad cómo serán las otras. No sé si se debe a estrechez de miras (catorce marcas de crema no son nada, comparado con lo que hay en el mercado), a incompetencia en el análisis, o si responde a algún tipo de interés oculto, pero no os dejéis engañar. Yo no he probado esta crema (ni pienso hacerlo), pero no hace falta rascar mucho para darse cuenta de que no tiene absolutamente nada de especial. Tampoco digo que no sea efectiva; habrá quien esté encantado con ella, y me parece perfecto. Tiene una composición muchísimo mejor (o menos mala) que la de otras cremas que cuestan diez veces más. Pero por favor no dejéis que os tomen el pelo, informaos bien antes de dejar que otros piensen o decidan por vosotros lo que más os conviene, o lo que es mejor para vuestra piel.

Creo que es un error dejarse guiar por esa fe ciega a la hora de confiar en un producto determinado. Sólo porque te lo recomiende alguien en quien confías, o una organización cuya misión es proteger los intereses del consumidor, no significa que no debas tratar de indagar, de averiguar cosas por ti mismo, de informarte y documentarte, para saber qué es lo que estás comprando y por qué. 

La información es un aspecto fundamental en todas las facetas de nuestra vida. Sin información es imposible tener criterio. Yo soy la primera que ha cometido el error de fiarme ciegamente de recomendaciones ajenas, e incluso he caído incontables veces en las trampas del marketing y la publicidad engañosa. Y aunque aún lo sigo haciendo, de todo se aprende.